sábado, 5 de noviembre de 2011

Química...


Cuando les digo a mis amigos que estudio Química, mueven la cabeza de un lado a otro, agitan sus manos con excitación y silban: «¡Vaya...! ¡Qué difícil...!» Esta reacción universal ante la palabra Química es como un muro que se alza entre lo que hacen los Químicos y lo que la mayor parte de la gente cree que hacen los quimicos. Y, por lo general, hay una enorme diferencia entre ambas cosas.

En parte, los propios Químicos son culpables de esa triste situación. Sus conversaciones profesionales suenan como griego adelantado para todos aquellos que no sean griegos o químicos. Cuando no hablan con sus colegas, los químicos hablan su idioma natal. Pero si se les pregunta en qué trabajan sus palabras vuelven a sonar como un idioma el cual sea complejo para algunos...


Desgraciadamente, cuando la mayor parte de la gente piensa en la «química», se imagina grandes pizarras cubiertas con los signos indescifrables de un lenguaje o matemáticas desconocidas. La verdad, sin embargo, es que la química no es un lenguaje desconocido o unas  matemáticas indescifrables.
En esencia la química es simple: la pregunta, asombrada, de cómo son las cosas y el divino (algunos lo llaman inevitable) interés en saber por qué son como son...

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